Las estrellas no viven indefinidamente. Mueren cuando agotan sus reservas de energía nuclear. El Sol, según cálculos, morirá aproximadamente dentro de cinco mil millones de años. Entonces tendrá el aspecto de una gran nebulosa. Nuestra estrella pasará del amarillo al rojo y se hinchará tremendamente. Se convertirá en una estrella roja, como la hermosa Antares (el ojo de Escorpio en el Zodíaco), bien visible en verano al sur, justo sobre el horizonte. El calor en nuestro planeta aumentará considerablemente. El agua se evaporará y el suelo se desertificará. Más tarde, hasta las piedras se vaporizarán. Todos los átomos de nuestro planeta regresarán al espacio y se integrarán en nuevas nebulosidades.
Casi todos los meteoritos tuvieron la misma edad, cuatro mil quinientos millones de años. Cuando los astronautas llegaron a la Luna, cogieron piedras del suelo. Las trajeron y así pudieron calcular su edad. El resultado fue que tienen la misma edad que los meteoritos. Las estrellas y sus planetas se forman a la vez a partir de una nebulosa de gas y de polvo fino. Se dedujo que la edad estimada de los meteoritos y las piedras lunares es también la edad de la nebulosa protosolar y, por tanto, también la del Sol. Todo ese pequeño mundo nació en el mismo momento hace cuatro mil quinientos millones de años. Somos polvo de estrellas.
Casi todos los meteoritos tuvieron la misma edad, cuatro mil quinientos millones de años. Cuando los astronautas llegaron a la Luna, cogieron piedras del suelo. Las trajeron y así pudieron calcular su edad. El resultado fue que tienen la misma edad que los meteoritos. Las estrellas y sus planetas se forman a la vez a partir de una nebulosa de gas y de polvo fino. Se dedujo que la edad estimada de los meteoritos y las piedras lunares es también la edad de la nebulosa protosolar y, por tanto, también la del Sol. Todo ese pequeño mundo nació en el mismo momento hace cuatro mil quinientos millones de años. Somos polvo de estrellas.
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