lunes, 13 de noviembre de 2023

Un cementerio sin nombre


Escribe la historiadora Tilar J. Mazzeo en su libro Los niños de Irena que fue en 1945, al final de la guerra, cuando el Ejército Rojo estaba haciendo retroceder la retirada alemana. La llegada del Ejército Rojo no trajo alegría a Polonia. Pocas mujeres (desde las niñas en edad escolar hasta las abuelas) escaparon de ser violadas por los soldados soviéticos que pasaron el invierno en Cracovia. Y pocos alemanes que se enfrentaron a las tropas soviéticas lograron cruzar la frontera. A lo largo de Polonia hubo cientos de masacres anónimas e indescriptibles. Bajo el régimen comunista nadie se habría atrevido a prender una vela en el bosque, pero ahora las cosas han cambiado. Todavía hay ancianos, y en especial ancianas, que recuerdan. Mi cuñada dijo con tristeza: “Aquí están por todas partes. Polonia es un cementerio sin nombre, ¿y qué podemos hacer salvo dejar el pasado enterrado en silencio y tranquilidad?”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario