Escribe Joseph Eugene Stiglitz, economista y profesor estadounidense que recibió la Medalla John Bates Clark y fue laureado con el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel, escribe en su libro Caída libre que “las administraciones Bush y Obama han introducido un concepto nuevo, sostienen que algunos bancos son demasiado grandes para ser reestructurados financieramente, es decir, demasiado grandes para utilizar los procedimientos normales que obligan a los accionistas a hacerse cargo de las pérdidas y convierten a los obligacionistas en accionistas. En lugar de eso, el gobierno ha intervenido, dando efectivamente seguridad (gratis) a los obligacionistas y a los accionistas, y socavando así la disciplina del mercado. Existe una solución obvia para los bancos demasiado grandes para quebrar, dividirlos en trozos. Si son demasiado grandes para quebrar es que son demasiado grandes para existir. La única justificación para permitir que esas instituciones gigantescas sigan existiendo sería que fuesen economías de escala importantes o representasen unas oportunidades que de otra forma se perderían, es decir, que esas instituciones fuesen muchísimo más eficientes que las entidades más pequeñas y que por tanto reducir su tamaño implicase un coste muy alto. No he visto ninguna prueba de que esto sea así. De hecho, la prueba es la contraria, es decir, que esas instituciones demasiado grandes para quebrar y demasiado grandes para ser reestructuradas financieramente también son demasiado grandes para ser gestionadas. Su ventaja competitiva procede de su poder monopolístico y de las subvenciones que implícitamente reciben del gobierno”.
Mervyn King |
Mervyn King,barón King de Lothbury, que ha sido el gobernador del Banco de Inglaterra, ha usado casi exactamente las mismas palabras: “Si se considera que algunos bancos son demasiado grandes para quebrar… entonces es que son demasiado grandes”. “Ahora que los grandes bancos se han vueltos aún más grandes, hay otros problemas. Algunos disponen de información privilegiada. Saben, en especial, lo que están haciendo otros muchos agentes del mercado, y pueden usar esa información para ganar a expensas de otros. Al crear un terreno de juego desigual, están distorsionando el mercado y al mismo tiempo socavando la confianza en él. Los grandes bancos tienen una ventaja competitiva sobre los demás, que no se basa en una fortaleza económica real sino en las distorsiones provocadas por la garantía implícita del gobierno”, escribe Stiglitz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario