Para combatir el cambio climático se ha planteado en Alemania encarecer los vuelos nacionales, subir los peajes, prohibir la calefacción de gasoleo, imponer un impuesto al consumo de la carne con intención de reducir el consumo de vacuno. ¿Todo esto es necesario? El paleoclimatólogo Eduardo Zorita contesta que eso no son cuestiones científicas, sino políticas. “Es verdad que hay un riesgo de aumentar el dióxido de carbono, pero reducirlo tiene un coste. De hecho es muy caro. Habrá que comparar entre los beneficios que suponen esas medidas y los costes que conllevan”. “Como actuar concretamente la ciencia no puede decirlo hoy”, manifiesta Steve Koonin, antiguo subsecretario de energia en Estados Unidos. Hay que pensar que prioridad dar al crecimiento económico, a la reducción de la pobreza, a la calidad del medio ambiente…y tomar opciones que implicarán renunciar a algo para obtener otra cosa.
La mayoría de las emisiones de CO2 las realizan China e India ( 40%) mientras Alemania son un 2% y las de España un 0,5%. Eduardo Zorita apunta que “ aunque Alemania redujera a cero sus emisiones, si los demás no actúan , no servira absolutamente de nada, lo que haga el ciudadano repercute muy poco, incluso lo que haga cada país. Es un problema global”
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