Para el filósofo Alan Watts no fue a través de declaraciones como aprendimos a respirar, tragar, ver, hacer que la sangre circule, digerir los alimentos o resistir a las enfermedades. Sin embargo, esas cosas se realizan por medio de los procesos más complejos, que el aprendizaje por medio de los libros y la habilidad técnica no pueden jamás reproducir. Esta es una sabiduría real, pero nuestro cerebro tiene muy poco que hacer con ella.
Sin ningún aparato técnico ni cálculos para predicción, las palomas mensajeras pueden regresar a sus palomares desde largas distancias, las aves migratorias pueden visitar los mismos lugares un año tras otro y las plantas pueden “idear” mecanismos maravillosos para que el viento distribuya sus semillas. Desde luego, no hacen estas cosas “a propósito”, lo cual es tanto como decir que no las planean y piensan. Si pudieran hablar, no estarían en mejores condiciones para explicar cómo lo hacen que las del hombre medio para explicar cómo late su corazón.
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