
Sin ningún aparato técnico ni cálculos para predicción, las palomas mensajeras pueden regresar a sus palomares desde largas distancias, las aves migratorias pueden visitar los mismos lugares un año tras otro y las plantas pueden “idear” mecanismos maravillosos para que el viento distribuya sus semillas. Desde luego, no hacen estas cosas “a propósito”, lo cual es tanto como decir que no las planean y piensan. Si pudieran hablar, no estarían en mejores condiciones para explicar cómo lo hacen que las del hombre medio para explicar cómo late su corazón.
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