El hecho de que los padres lleguen a su casa cansados y sin ganas de conservar dificulta la función educativa. En muchas familias ya ni siquiera existe el hábito de comer o cenar juntos, y crece una gran variedad de ofertas de distracción además de la adicción a la televisión. Todo esto dificulta la educación de los hijos y la transmisión de valores de padres a hijos.
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