En muchas de las economías industriales más avanzadas del mundo, el sector sin ánimo de lucro es el que genera más empleo. Además de los millones de voluntarios que ceden su tiempo de una manera desinteresada, hay millones de personas que tienen empleo en este sector.
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| Universidad Johns Hopkins |
En los 42 países estudiados por el Center for Civil Society Studies de la Universidad Johns Hopkins, el sector sin ánimo de lucro emplea a 56 millones de trabajadores a jornada completa.
En algunos países, el empleo en este sector supone más del 10% de la población activa: el 15,9% en Holanda, el 13,1% en Bélgica, el 11% en el Reino Unido y el 10,9% en Irlanda. En los Estados Unidos supone el 9,2% de la población activa y en Canadá el 12,3%. Es probable que estos porcentajes aumenten a un ritmo constante en los próximos decenios a medida que el empleo pase de una economía de mercado muy automatizada a una economía social que requiere mucho trabajo humano.
A pesar del crecimiento espectacular del empleo, muchos economistas lo miran con recelo y afirman que el sector sin ánimo de lucro no es una fuerza económica independiente porque depende en gran medida de fondos públicos y de la filantropía privada. El estudio de 42 países de la Johns Hopkins revela que, contra lo que creen muchos economistas, cerca del 50% de los ingresos totales del sector sin ánimo de lucro procede de cobros por servicios, mientras que el apoyo público únicamente supone el 36% de los ingresos y la filantropía privada solo supone el 14%. Calculo que, según Jeremy Rifkin, hacia mediados de siglo, si no mucho antes, la mayoría de los empleados de todo el mundo trabajarán en el sector sin ánimo de lucro impulsando la economía social y comprando al menos una parte de sus bienes y servicios en el mercado convencional.
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