miércoles, 4 de mayo de 2016

La desamortización de Mendizábal y su aceptación por la Santa Sede.

El Gobierno de la regencia de María Cristina, presionado por las circunstancias, optó, en octubre de 1.835, por decretar una vez más la expulsión de los jesuitas y tomó la iniciativa de iniciar una drástica desamortización de los bienes eclesiásticos. 
Juan Álvarez Mendizábal
El ministro de Hacienda, el gaditano Juan Álvarez Mendizábal, fue quien promovió los decretos del 19 de febrero de 1.836 y del 2 de septiembre de 1.841, a tenor de los cuales pasaron a subasta pública la mayor parte de los bienes pertenecientes a las órdenes religiosas y al clero secular. Los principales beneficiados de la operación fueron, en este caso, los terratenientes y la burguesía. La subida al poder de los moderados en 1.844, ya en la mayoría de edad de Isabel II, comportó la suspensión de la venta de los bienes de las parroquias y de las comunidades religiosas y el inicio de negociaciones con el Vaticano. El resultado fue un concordato, firmado en 1.851, que restablecía una relación de privilegio con la Iglesia a cambio de que la Santa Sede aceptara oficialmente las alienaciones de bienes que se hubieran ejecutado hasta la fecha.
Isabel II.Niña
Pascual Madoz
En el marco de las relaciones entre Estado e Iglesia cabe subrayar que la liberación de bienes eclesiásticos quedó bloqueada y no se reactivó hasta el triunfo de los progresistas en 1.855, cuando el nuevo ministro de Hacienda, Pascual Madoz, puso nuevamente los bienes a subasta. El contexto y la forma de proceder en la nueva etapa desamortizadora beneficiaron, en esta ocasión, a muchos pequeños propietarios rurales. 

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