Los niños aprenden de su madre como estar ante el Señor y de los sacerdotes escuchar Su Palabra.El niño Samuel aprendió de su madre Ana cómo "estar ante el Señor" (Cf. 1 S 1, 9-18) y del sacerdote Elí cómo escuchar Su Palabra: "Habla, Señor, que tu siervo escucha" (Cf. 1 S 3, 9-10).
La oración no debe de ser una huida del mundo, sino una escucha de la palabra de Dios, a veces un litigio o una queja, siempre una intercesión que espera y prepara la intervención del Dios salvador, Señor de la historia.
Santa Teresa de Jesus dice en su libro Las Moradas que quien no advierte con quién habla y lo que pide y quién es quien pide y a quién, no la llamo yo oración, aunque mucho menee los labios.
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