jueves, 26 de mayo de 2016

El hacking wifi.

Más allá de los virus troyanos y gusanos, del robo de conexión al vecino, y del phishing, el hacking wifi supone otra dimensión de nuestras vulnerabilidades. 


Ya no es necesario tocar el ordenador de la víctima. Utilizando antenas direccionales es posible introducirse en un sistema desde un coche aparcado en la calle o desde el edificio de enfrente. O lo que es peor, acomodarse en un lugar público, como una terminal de un aeropuerto, el vestíbulo de un hotel o una estación de ferrocarril, y solapar la wifi gratuita legítima del lugar, con una señal que emite el atacante, y que bautizará con un nombre inocente: «wifi gratis», «Renfe», «wifi Barajas», «Hotel Ritz», etcétera. Todo usuario que abra su ordenador o su teléfono móvil y se conecte a esa red estará entregando al atacante todo el contenido de su conexión.


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