lunes, 16 de mayo de 2016

Para juzgar hay que conocer la persona y su cultura.

Me encontraba cenando con unos amigos. La mujer de uno de ellos  contó la vergüenza que le daría ver a los antiguos propietarios de esclavos de las plantaciones del sur de Estados Unidos manifestándose como buenos cristianos y  yendo a sus iglesias todos los domingos .Parece que la mujer de mi amigo estaba leyendo un libro sobre la esclavitud y por lo tanto se considera bien informada.
Al día siguiente uno de los comensales envió un correo electrónico con el siguiente párrafo sacado del libro de Solomon Northup “Doce años de esclavitud”:
“Pero yo fui durante un tiempo su esclavo, y tuve la oportunidad de conocer a fondo su carácter y su temperamento, y no le hago sino justicia al decir que, en mi opinión, no ha habido nunca un hombre más amable, noble, honrado y cristiano que William Ford. Las influencias y las compañías que lo rodearon siempre le impidieron ver la maldad inherente a la raíz de la esclavitud. Nunca dudó del derecho moral de un hombre a someter a otro a su voluntad. Como miraba a través del mismo cristal que sus padres antes que él, veía las cosas de la misma manera. Educado en otras circunstancias y con otras influencias, no cabe duda alguna de que sus convicciones habrían sido diferentes. Sin embargo, fue un amo ejemplar, pues se condujo honestamente a la luz de su entendimiento, y dichoso fue el esclavo que llegó a ser de su propiedad………….. se desharía de mí como el ladrón se deshace del caballo que ha robado si osaba susurrar siquiera mi derecho a ser libre”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario