Una de las cosas que más me llaman la atención es que los partidos a la hora de hablar en sus mítines nunca se refieren a la familia. Hablan de los derechos de género, el derecho de los homosexuales, incluso del derecho de los animales pero no se habla de la familia. La familia siendo el pilar de la sociedad y el futuro de la misma no se la considera.
El Papa Francisco nos recuerda que tenemos que insistir en los derechos de la familia, y no sólo en los derechos individuales. La familia es un bien del cual la sociedad no puede prescindir, pero necesita ser protegida. La defensa de estos derechos es una llamada profética en favor de la institución familiar que debe ser respetada y defendida contra toda agresión, sobre todo en el contexto actual donde suele ocupar poco espacio en los proyectos políticos.
Las familias tienen, entre otros derechos, el de poder contar con una adecuada política familiar por parte de las autoridades públicas en el terreno jurídico, económico, social y fiscal. A veces son dramáticas las angustias de las familias cuando, frente a la enfermedad de un ser querido, no tienen acceso a servicios adecuados de salud, o cuando se prolonga el tiempo sin acceder a un empleo digno.
Las coerciones económicas, sigue diciendo el Papa Francisco, excluyen el acceso de la familia a la educación, la vida cultural y la vida social activa. El actual sistema económico produce diversas formas de exclusión social. Las familias sufren en particular los problemas relativos al trabajo. Las posibilidades para los jóvenes son pocas y la oferta de trabajo es muy selectiva y precaria. Las jornadas de trabajo son largas y, a menudo, agravadas por largos tiempos de desplazamiento. Esto no ayuda a los miembros de la familia a encontrarse entre ellos y con los hijos.
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