En los últimos tiempos algunos “artistas” manifiestan en voz alta que en virtud de un presunto “derecho de libertad de opinión o expresión” se puede decir o manifestar lo que se quiera sin considerar lo que se dice.
Sin embargo esta libertad de expresión debería estar limitada en la prensa, emisoras de radio y televisión y demás cuando atenten contra los principios de moralidad públicamente reconocidos, y cuando hagan uso de la bajeza de tono y de pensamiento, del mal gusto, de la vulgaridad, y contribuyan a crear una atmósfera moral solapadamente corruptora.
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