En Suiza se concede al pueblo una participación sustancial en las decisiones políticas en todos los ámbitos estatales. Todo ciudadano suizo y toda ciudadana suiza que haya cumplido los 18 años de edad posee, además del derecho de sufragio, el derecho a decidir sobre asuntos políticos concretos. La ciudadanía también tiene la posibilidad de promover por sí misma una votación sobre una cuestión determinada. Para ello dispone de la iniciativa y del referéndum como herramientas políticas, pudiendo ser este último de naturaleza facultativa u obligatoria. Estos tres instrumentos forman la esencia de la democracia directa.
La iniciativa popular ofrece a los ciudadanos la posibilidad de presentar propuestas para una enmienda o ampliación de la constitución. Una iniciativa popular es válida y puede someterse a votación si se logra reunir un mínimo de 100.000 firmas en un plazo de 18 meses. Una vez conseguido esto, las autoridades pueden presentar una contrapropuesta a la iniciativa popular para ofrecer al electorado y a los cantones una opción preferente.
Las leyes federales y otros decretos de la Asamblea Federal están sujetos al referéndum facultativo. De este modo, la ciudadanía puede exigir que una ley aprobada tenga que someterse a votación popular. Para conseguir una votación popular es preciso reunir un mínimo de 50.000 firmas dentro de los primeros 100 días después de la promulgación de la ley.
Cada modificación constitucional aprobada por el Parlamento está sujeta al referéndum obligatorio y requiere, por lo tanto, obligatoriamente el voto favorable del pueblo para poder entrar en vigor de forma definitiva. También el ingreso de Suiza en determinadas organizaciones internacionales exige el referéndum obligatorio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario