Escribe el profesor Florentino Portero que nunca se ha reivindicado tanto la democracia por quienes la repudian. No hay democracia sin ciudadanos libres y bien informados. Son muchos los interesados en confundirnos para convertirnos en seres más fácilmente manejables.
No hay democracia sin libertad. La primera hace referencia a un conjunto de mecanismos que resuelven el proceso de toma de decisión. La segunda aporta el principio de legitimidad. Son los ciudadanos los que con su voto ratifican libremente las reglas del juego. La izquierda ha entendido que la batalla política es, sobre todo, cultural y que los teatros de operaciones principales son los medios de comunicación y la educación. Estos son imprescindibles para establecer normalidades, para definir lo que es correcto y lo que no lo es. Una normalidad es un condicionante. Es el prisma a través del cual nos acercamos a la realidad, manifiesta el profesor Portero.
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