Monseñor Argüello,en una entrevista manifiesta cómo “el nihilismo crece” y, “en consecuencia, se hacen muy difíciles los compromisos estables y la vivencia de la fe”. De este modo, “la vida humana queda desarraigada, sin ningún anclaje divino ni verdad absoluta; la norma suprema del comportamiento llega a través del consenso social positivista, y todo queda a merced de los intereses de quienes pueden imponer su voluntad”.
“Los más débiles y pobres quedan excluidos y no son tenidos en cuenta y los jóvenes experimentan un extraño malestar, pero no saben bien por qué”. Y en mitad de “esta incertidumbre, el nuevo imperio digital, que quiere borrar la distinción entre lo verdadero y lo falso, la realidad y la ficción, el bien y el mal, se ofrece como guía que perfila nuestro rostro y calcula nuestras decisiones”….“Todo este proceso de transformación no ocurre solo de manera automática como consecuencia de transformaciones tecnológicas y económicas, sino que es impulsado por un intento deliberado de deconstrucción o desmontaje, en concreto, de la cosmovisión cristiana”, señala monseñor Argüello. “Pareciera que hay un guión bien trazado con calendario y finalidades tremendas, puesto que emerge, teledirigida, una propuestas neopaganas que pretenden construir una sociedad nueva, para lo cual es preciso deconstruir”……“Asistimos a un constructivismo antropológico en las muy extendidas corrientes ideológicas de género y en la aceptación social del aborto y la eutanasia; un constructivismo histórico y también pedagógico, reforzado con el dominio de la escuela”. Y “todo ello ocurre de manera indolora, pues la cultura de masas, basada en emociones y sensaciones, está logrando que este proceso de derribo se viva de manera casi indiferente, más aún como un logro de la libertad”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario