Las guerras se ganan y se pierden en el planeamiento que se realiza en todos los niveles. Las fuerzas armadas rusas arrastran importantes problemas estructurales como una extendida corrupción, un liderazgo basado en el poder, dependencia de ordenes directas fruto de una disciplina ciega o una inexistente gestión del talento. Y aunque los problemas del material ruso, o incluso sus estructuras corruptas han acaparado gran parte de la prensa sobre el fracaso militar, han sido los errores en el planeamiento y conducción de las operaciones las que han llevado al desastre inicial de la invasión…. Viendo el desarrollo de la guerra, es muy revelador que no esté claro si el objetivo principal era tomar Kiev o el sur de Ucrania. Mas bien parece que se pretendía obtener todo a la vez en unos tres días. No hubo un adecuado análisis del centro de gravedad ucraniano, ni operaciones de preparación, ni un adecuado listado de objetivos, ni un estudio detallado del adversario, ni una adecuada sincronización de esfuerzos, ni de integración de multidominios, ni campañas de influencia, ni análisis de liderazgos, … no se identifica prácticamente nada de lo que definiría la guerra moderna, salvo un avance terrestre en fuerza….Para empezar, el secretismo que Putin intentó mantener hasta el último momento hizo que muy pocos mandos participaran en el planeamiento, lo que evito que un mayor número de oficiales pudieran intercambiar puntos de vistas, identificar errores o poner en la mesa riesgos no valorados. Además, provocó que las unidades desplegadas pensaran que estaban en un ejercicio rutinario por lo que no se adiestraron ni ensayaron la operación. De nada sirvió porque los americanos supieron varias semanas antes del plan completo y lo compartieron con sus aliados, ucranianos y medios de comunicación…Al comienzo de la invasión resultó muy llamativo los múltiples ejes de ataque que usaron las fuerzas rusas. Un ataque por no menos de tres ejes muy separados entre sí es un error que resulta difícil de entender, si no es por la equívoca dirección estratégica y una terrible inteligencia. La errónea percepción de que las tropas rusas serían bien recibidas o que el ejército ucraniano no presentaría una resistencia sólida parece haber sido el origen de ese exceso de confianza que pretendía terminar las operaciones en unos pocos días. Usar numerosos ejes en un ataque es siempre una decisión arriesgada. Los ucranianos, que si tenían claro su centro de gravedad, concentraron sus esfuerzos en detener el ataque contra Kiev, cediendo terreno en el sur, pero poniendo resistencia en las ciudades, lo que hizo el avance ruso muy costoso.
Resumen del artículo publicado en Global Strategy. Autor,Jesús Alonso Blanco.Teniente Coronel del Ejército de Tierra español. Diplomado en Estado Mayor y Licenciado en Ciencias Políticas
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