La ideología de Hitler obedece a las influencias que marcaron su juventud. El pangermanismo basa su racismo fanático en la idea del superhombre alemán. Para mantener la angustia colectiva y movilizar a su pueblo, el Führer invoca una conjura universal cuya paternidad atribuye a los judíos. El antisemitismo hitleriano constituye la traducción visible, y la más masivamente criminal, del carácter patológico del nazismo. El paganismo congénito del régimen, su exaltación de la mitología germánica, su romanticismo del suelo y de la sangre (Blut und Boden), su llamada a las fuerzas oscuras del inconsciente, su odio por los débiles, hacen de él un proyecto radicalmente anticristiano.
¿Fascismo? A pesar de sus diferencias, este término puede, sin ser muy riguroso, designar lo que tienen en común el sistema de Mussolini y el de Hitler. En ambos casos, se trata de regímenes aparecidos en naciones de antigua civilización pero de unidad política reciente, que padecen convulsiones de posguerra, crisis económica, crisis del Estado, reivindicaciones nacionalistas. En ambos casos, un jefe de origen modesto se apodera del control del Estado. Sus tropas, y él mismo, habrían podido ser comunistas, pero el internacionalismo repele a estos hombres que participaron en la guerra. El fascismo es anticomunista. Sin embargo, para él, el comunismo no es un fenómeno subversivo, es un competidor. En la lucha por el poder, lo combate incluso con sus propias armas (violencia verbal y física, intimidación en los centros de votación, terror en la calle). Jules Monnerot afirma que “el fascismo actúa como una vacuna anticomunista, se parece al comunismo lo suficiente como para eliminarlo”.
Jean Giraudoux |
La République de Périgueux, órgano del radical Georges Bonnet,(Bassillac, 23 de julio de 1889-París, 18 de junio de 1973) fue un abogado y político francés, entonces ministro de Asuntos Extranjeros, explica que son los judíos los que quieren la guerra contra Alemania para proteger a sus correligionarios. ¿También hay que citar a Jean Giraudoux? En julio de 1939, en su libro Pleins pouvoirs (Plenos poderes), el escritor realiza unas extrañas observaciones: “El país será salvado sólo provisionalmente gracias a los ejércitos. Sólo puede serlo definitivamente gracias a la raza francesa, y estamos totalmente de acuerdo con Hitler en proclamar que una política alcanza su forma superior únicamente si es racial”. Algunos meses más tarde, Giraudoux será comisario de Información en el gobierno del radical Daladier.
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