Rusia, el país más grande del mundo, dispone de inmensas reservas de petróleo y gas. La mayor parte de ellas se encuentra en Siberia. Según cálculos de la agrupación ecologista Greenpeace, allí se derraman año tras año 15 millones de toneladas de petróleo a través de los oleoductos averiados. El suelo y el agua están altamente contaminados. Inmensas lagunas de petróleo destruyen el hábitat de hombres, animales y plantas. El profesor Veniamin Khudoley, médico y especialista en oncología oriundo de San Petersburgo, informa sobre Komi, la región de explotación petrolera situada en el nordeste de la Rusia europea: “Entre 1995 y 1997, el noventa por ciento de los habitantes de Komi estaban enfermos. La permanente contaminación de petróleo en el agua potable y en los alimentos compromete la salud de la población. Mucha gente sufre de cáncer, de afecciones pulmonares y en la sangre y de daños en los sistemas inmunológico y nervioso”. Greenpeace tuvo acceso a informes rusos oficiales, según los cuales sólo en la región de Komi habría alrededor de 220.000 toneladas de petróleo contaminando las zonas de explotación.
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