En el Cuento de Navidad de Charles Dickens,Jacob Marley, el difunto socio usurero, se lamenta dolorosamente:“¡Los negocios! Tener compasión tendría que haber sido mi negocio. Caridad, clemencia y benevolencia, todo esto tendría que haber sido mi negocio. ¿Por qué he andado entre la muchedumbre de mis semejantes con los ojos clavados en tierra, sin levantarlos nunca hacia aquella estrella bendita que condujo a los magos a una choza? ¿Acaso no había otras pobres casas hacía las cuales su luz habría podido guiarme?”
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