Escribe Viktor Frankl que el hombre no está autorizado a preguntar cuál es el sentido de su vida, sino que es a la propia vida, que le plantea continuamente preguntas, a la que debe responder. Él es el que responde o el que debe responder. No responde con palabras, sino con sus acciones, con acciones responsables. Es decir, el hombre es el interrogado y cualquier situación de la vida es una pregunta. El hombre apenas reflexiona en el día a día, en las situaciones cotidianas. Él sabe que “ahora me toca hacer esto”.
Apenas podemos hacer otra cosa que adoptar estos o aquellos valores; así está determinado en nuestra condition humaine. Sin embargo, imagínese que un enfermo le diera lástima. Usted se apiada de él, siente compasión por él y quiere ayudarlo. Entonces actuará para deshacerse de una sensación de falta de sentido o, simplemente, porque es su obligación, es decir, porque usted es precisamente la compasión por el enfermo y, por lo tanto, es el valor denominado ayudar a los demás. Esto es un anclaje existencial de valores…..No respondemos a la vida con palabras, sino con acciones. Eso sí, acciones de las que nos hacemos responsables.
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