El algodón y el textil fueron la clave de la “edad dorada” de Estados Unidos. Todavía en los años anteriores a la Primera Guerra Mundial el algodón en rama del Sur representaba el 25 por ciento de las exportaciones estadounidenses. Sin embargo, la mayor parte de la producción textil norteamericana era para el consumo interno. En 1910, Gran Bretaña tuvo unas exportaciones netas de productos de algodón por valor de 453 millones de dólares, mientras que el valor de las de Estados Unidos fue solo de 8,5 millones de dólares. Pero quizá el dato más sorprendente de todos sea que el segundo gran exportador mundial de productos de algodón en aquella época era un país no occidental, el primer miembro del “resto del mundo” que descubrió cómo competir exitosamente con Occidente. Ese país era Japón.
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