Escribe el profesor Luis Suárez que Dios conserva al hombre mediante su naturaleza social, que obra de tal manera que, si bien siguiendo los impulsos de sus pasiones individuales los hombres tenderían a vivir como bestias salvajes, por su tendencia comunitaria crean y ordenan las sociedades, obedeciendo así el plan para ellos dispuesto por una inteligencia superior. Y esta aparente contradicción entre lo que el hombre proyecta y lo que realiza es la dialéctica de la Historia. Croce la resume así, cuando los hombres tratan de satisfacer su concupiscencia, provocan lo contrario, el matrimonio; se fortifican en lugares elevados para defenderse y dominar, y crean las primeras sociedades estables de agricultores; cuando los fuertes, organizados en aristocracia, tratan de oprimir a los que bajo ellos están, crean la conciencia de poder en los muchos y provocan el nacimiento de la democracia; libertados, los pueblos tratan de sacudirse el poder de las leyes y producen una nueva forma de poder personal, la tiranía. La dialéctica de la Historia es para Vico la manifestación de la Providencia. Para Hegel será el ardid de la razón; para Marx, el comportamiento económico de la materia.
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