“Para un entendido en el tema de los generales malos, es difícil, al contemplar los grises yermos de la primera guerra mundial, destacar a un comandante como particularmente imbécil, pues los hubo a docenas en ambos bandos”. Una predisposición a aceptar enormes pérdidas humanas. En lo que se refiere a vidas perdidas en relación con el territorio conquistado, escribe el historiador Norman Dixon, las acciones de la primera guerra mundial son tétricas. En las dos primeras horas de la batalla de Loos se perdieron más hombres que los que perdieron juntos todos los ejércitos en todo el Día D de 1944. Durante el primer día de la ofensiva del Somme el ejército británico sufrió 57.000 bajas, la mayor cifra que haya padecido jamás un ejército en sólo 24 horas.
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