Fernando VI |
De 1746 a 1759 hay en España un período de calma. Se debe a un rey pacífico. Como Felipe III, sucede y es sucedido por reyes guerreros. Igual que Felipe III decidió que llamarse Austria no le obligaba a acudir continuamente en apoyo de sus primos de Viena, Fernando VI sostiene que llamarse Borbón tampoco le fuerza a ser el peón de brega de las ambiciones francesas en Europa. Ministros anglófilos y francófilos tiraron de su voluntad para obligarle a una decisión y no lo consiguieron; por ello, el estado de su hacienda fue el mejor de todo el siglo y, por vez primera, el presupuesto pudo presentar un superávit. Porque además, afortunadamente para el país, se diferenció del otro rey pacifista porque no gastó dentro el dinero que ahorraba fuera. Las fiestas cortesanas se notaron por su ausencia y por su ausencia también los cohechos y sobornos. … lo que produjo, por otro lado, un cierto despego en la Corte hacia rey tan aburrido. Su matrimonio con Bárbara de Braganza, fea, pobre y portuguesa, tampoco le granjeó más simpatías y los rumores sobre el dinero que ésta se llevaba a su patria natal no le hacían más popular. Fue honesto, honrado, amante de la paz. Los enviados de otras potencias, los historiadores probos hicieron elogios de su actuación.
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