Escribía Augusto Assia que los ingleses han tendido siempre a quitarle importancia al saber abstracto y a concedérsela a la aptitud para realizar bien el oficio o la función propia de cada uno, a la conducta y al carácter. Incluso en las public schools, donde se forman los hijos de las clases adineradas, aristocrática, comercial e industrial, lo importante no es si los chicos aprenden mucha geografía, gramática, física o latín; lo importante es dotarles de un carácter firme, que se acostumbren a comportarse bien y a emplear sus recursos físicos y mentales. En el colegio de Eton, o para decirlo con su nombre completo, en el colegio de Santa María de Eton, igual que en las demás public schools, todos los chicos aprenden sin excepción un oficio manual, enséñaseles a desarrollar y dominar sus músculos por medio del deporte y la gimnasia y entrénaseles primero en las cualidades de la obediencia y luego en las de mando. La educación de un gentleman es una de las obras más complicadas, precisas y equilibradas que existen en el mundo. Dentro de cualquier escuela primaria inglesa, enseñarles a los chicos a nadar, a jugar al fútbol, lo mismo que a usar sus manos en las carpinterías y herrerías, constituye una tarea tan elemental como la de enseñarles a deletrear o a sumar.
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