miércoles, 25 de enero de 2023

Las chicas emancipadas se vieron reducidas al papel de las amantes


Firestone denunció el fraude que suponía la actitud de muchos hombres ante la liberación sexual de las mujeres. Al principio muchas creyeron posible vivir el sexo con los hombres de forma más libre y espontánea, sin esperar al matrimonio o un compromiso formal. La sexualidad formó parte de la disposición a la aventura y la exploración, la apertura al otro. Sin embargo, dice la filósofa y profesora universitaria Ana de Miguel, la sensación de haber caído en una trampa en que la reciprocidad no se encontraba por ningún lado acabó con algunas esperanzas iniciales. Las mujeres liberadas acababan convertidas en las amantes de los hombres casados, utilizadas recurrentemente como proveedoras de aventuras y de una variedad sexual que alegraban las vidas de unos hombres que directamente las engañaban. “Mi esposa no me comprende”, “tú sí que eres maravillosa”, “si no fuera por mis hijos”. Las chicas emancipadas se vieron a menudo reducidas al papel de las amantes, las chicas alegres que ya no podían plantear exigencias de ningún tipo porque ellas mismas “lo querían así”.

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