Kant explica que “esta igualdad permanente de los hombres en cuanto súbditos de un Estado es del todo consistente con la mayor desigualdad en el número y la cuantía de sus posesiones, ya sea por superioridad corporal o espiritual sobre los demás, o por bienes de la fortuna exteriores a ellos o por derechos en general (de los que puede haber muchos) con respecto a otros; de modo que el bienestar de unos dependerá en gran medida de la voluntad de otros (el de los pobres, de la de los ricos), unos deberán obedecer y otros mandar, unos servirán (como el jornalero) y otros le pagarán, etc.”. Kant resume su tesis afirmando que la condición civil se funda a priori en los siguientes principios: el de la libertad de cada miembro de la sociedad como hombre; la igualdad del mismo con cualquier otro como súbdito; y la independencia de cada miembro de una comunidad como ciudadano. La igualdad se refiere a la igualdad ante la ley, nunca a través de ella, y la independencia respecto de los demás miembros de la comunidad consiste en no ser sometido coactivamente a una voluntad ajena. Kant advierte, siguiendo esa línea, que “un gobierno erigido sobre el principio de la benevolencia hacia el pueblo como la de un padre hacia sus hijos es un gobierno paternal” que derivará en el despotismo. Kant acepta la redistribución si ésta fuera necesaria para asegurar la existencia de la comunidad ante la amenaza de un enemigo externo, o bien para proveer de un mínimo a aquellos que no son capaces de satisfacer sus necesidades más elementales, idea que también propusieron Hayek, Smith y Friedman.La filosofía política kantiana ve en el Estado un protector de las libertades de los ciudadanos y jamás un agente igualador de sus condiciones materiales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario