Adrienne von Spey |
Adrienne von Spey, católica suiza conversa, médica, esposa, mística y autora de unos sesenta libros de espiritualidad y teología escribe en La confesión: “Y si luego, en la cruz, recibe la absolución para toda su vida, para todos los pecados que ha cargado, esto acontece en el instante de su muerte, es decir, en ese punto del tiempo en el que su alma pierde la visión de conjunto de lo que ha hecho como hombre. Él ha cargado con nuestra culpa hasta el punto de incluir allí incluso la posibilidad del anatema; también ha cargado los pecados retenidos, los que no pueden ser absueltos en el momento presente. No confiesa el pecado de la humanidad con el sentimiento de que pronto terminará esto, pronto todo estará de nuevo en orden. Es parte del terrible fardo que lleva que no le sea permitido este consuelo, a pesar de su perfecta apertura al Padre”.
“……Pero también el Padre celestial ha retenido de alguna manera, cuando ha interpuesto el misterio del Sábado Santo. El Hijo suspendido en la cruz no ha arrojado de un puntapié sus despojos mortales, para entrar en la gloria del Padre a la que tenía derecho. Él va, por el contrario, de la confesión de la cruz a la oscuridad del infierno.”
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