Los años del Desarrollo, que algunos consideraron el milagro económico español de la época del general Franco, significaron al mismo tiempo un casi total abandono de las ideologías políticas. Continuaba, aunque poco a poco atenuada, la dictadura de Franco, pero en nombre de la “filosofía de la eficacia”. Desaparecieron casi por completo los políticos falangistas, sustituidos por un gobierno de tecnócratas. El régimen perdía sustancia, se hacía progresivamente más tolerable, y el nivel de vida se aproximaba poco a poco al europeo. Pero si Franco esperaba con ello afianzar su sistema, no contaba con las consecuencias del propio desarrollo. Por una parte, se generó una nueva clase media, numerosa, con iniciativas y con inquietudes. La masa de estudiantes universitarios se multiplicó por diez en pocos años, y con la cultura superior se desarrollaron las ideas de cambio y las protestas estudiantiles, Por otra parte, el turismo (España se convirtió en una de las mayores potencias turísticas del mundo, pero también los españoles salían cada vez más al extranjero) puso en contacto al país con los modos de vida y las mentalidades del exterior. Se abría irresistiblemente el deseo de alcanzar una plena democracia. El cambio no sobrevendría hasta la muerte de Franco, en 1975, pero vino preparado por una evolución social, económica y de mentalidades que cambió absolutamente todas las perspectivas a lo largo de los años sesenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario