Aristóteles. |
Actuar de acuerdo con el bien no es fácil, exige mucho esfuerzo, siempre es posible retroceder en la posesión de las virtudes. Hay aspectos de nuestra existencia que no podemos cambiar. No podemos dejar de ser mortales ni dejar de envejecer, pero sí podemos moderar nuestro enfado, ser más generosos, ser más ecuánimes.
Lo bueno y lo bello coinciden en el imaginario griego. |
Hace falta educación o aprendizaje para aprender a alegrarse y a entristecerse cuando es debido. Lo bueno y lo bello coinciden en el imaginario griego. La acción virtuosa es buena y, al mismo tiempo, bella, porque el bien no lo sería si no acabara complaciéndonos.
Los hombres se hacen justos practicando la justicia, y moderados, practicando la moderación. Aristóteles refuta la “falacia socrática” que defendía que la virtud es conocimiento. No, la virtud no es sólo teoría, no basta conocer el bien para ser buena persona.
virtuoso |
El hombre virtuoso, opina Aristóteles, evita ser cobarde o temerario ante el peligro; evita ser tacaño o excesivamente espléndido en el manejo del dinero; desea los honores debidos, pero no deja de tener pretensiones, pues es ambicioso en la medida adecuada (magnánimo); no es envidioso ni desea el mal a nadie, pero sabe indignarse cuando la situación lo exige. No todas las pasiones o acciones son susceptibles de ser virtuosas o viciosas. Algunas son intrínsecamente malas y no admiten término medio. Por ejemplo, entre las pasiones, “la malignidad, la desvergüenza, la envidia” o, entre las acciones, “el adulterio, el robo y el homicidio”.
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