Tocante al sentimiento de la envidia, de todos los sentimientos es el más inoportuno y constante; pues otros sentimientos se dan en ocasiones, por lo cual se dijo acertadamente: Invidia festos dies non agit, pues siempre actúa sobre uno u otros, manifiesta Francis Bacon. Y también es de notar, dice el filósofo, que la envidia abate al hombre, lo cual no hacen otros sentimientos porque no son tan constantes. Es también el más vil de los sentimientos y el más depravado; por esa causa es el atributo más apropiado del demonio, del cual se dice que durmiendo los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo; y siempre ocurre que la envidia opera sutilmente, en la sombra y en perjuicio de las cosas buenas, opina Bacon.
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