El concepto de propiedad es fundamental para nuestra sociedad, posiblemente para cualquier sociedad viable. Funcionalmente, dice el economista David Friedman, puede comprenderlo cualquier niño de más de tres años. Intelectualmente, no lo entiende prácticamente nadie. Pensemos en el eslogan “derechos de propiedad versus derechos humanos”. Su fuerza retórica radica en que implica que los derechos de propiedad son derechos de la propiedad y los derechos humanos son derechos de los humanos; los seres humanos son más importantes que la propiedad (sillas, mesas y similares), luego los derechos humanos imperan sobre los derechos de propiedad. Sin embargo, los derechos de propiedad no son derechos de la propiedad, son derechos de los humanos relativos a la propiedad.
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