Moral y política llevan caminos separados. Por eso, siempre se juzgará un acontecimiento desde planos completamente distintos según se valore desde el punto de vista de la humanidad o de la ventaja política. En política no decide la justicia de una medida, sino su éxito.
Stefan Zweig opinaba que siempre se han construido los grandes edificios del Estado con los sillares de la dureza y la injusticia, siempre se han amasado sus cimientos con sangre; en política, los únicos que no tienen razón son los vencidos, y con paso broncíneo la Historia pasa por encima de ellos.
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