Desde pequeños, comenta Pilar Castañon, nos dicen que no hay que mentir, los mandamientos nos instan, como mandato, a no tomar el nombre de Dios en vano, y quizás por el miedo a la justicia divina, se eliminó hace tiempo la jura de los cargos públicos ante la Biblia, y ya solo se promete, y sin Biblia, porque prometer ¡da igual! Desde pequeños nos dicen que no hay que mentir, los mandamientos nos instan, como mandato, a no tomar el nombre de Dios en vano, y quizás por el miedo a la justicia divina, se eliminó hace tiempo la jura de los cargos públicos ante la Biblia, y ya solo se promete, y sin Biblia, porque prometer ¡da igual!
La verdad era el punto de partida y base de las reglas del juego para la confianza y las relaciones, la palabra dada de otras épocas, como se solía decir, “iba a misa”, y esta era suficiente. Pero lo que hacía a las personas respetables, ha desaparecido.Decía Juan Pablo II que, sin la verdad, la libertad degenera en subjetivismo y anarquía.La eliminación del binomio verdad y libertad anula la posibilidad de normas morales objetivas y universales, que son precisamente las que rigen la convivencia entre los ciudadanos. Siguiendo esta ruta, los referentes morales han desaparecido, y la ética ha quedado inmediatamente eliminada del servicio público.
La verdad era el punto de partida y base de las reglas del juego para la confianza y las relaciones, la palabra dada de otras épocas, como se solía decir, “iba a misa”, y esta era suficiente. Pero lo que hacía a las personas respetables, ha desaparecido.Decía Juan Pablo II que, sin la verdad, la libertad degenera en subjetivismo y anarquía.La eliminación del binomio verdad y libertad anula la posibilidad de normas morales objetivas y universales, que son precisamente las que rigen la convivencia entre los ciudadanos. Siguiendo esta ruta, los referentes morales han desaparecido, y la ética ha quedado inmediatamente eliminada del servicio público.
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