¿Deberíamos ser inmortales, si encontráramos la receta mágica que lo permitiera? Para el doctor Stephen Cave, la respuesta es inequívoca, no. Para Cave está el riesgo de que el precio de esa tecnología sea tan elevada que solo esté al alcance de una élite, “un escenario terrorífico, dice, en el que una gerontocracia increíblemente rica y poderosa vea pasar por delante a varias generaciones de gente común y corriente. El aspirante a inmortal se enfrenta a varios dilemas, como el aburrimiento y la sensación de insignificancia o la superpoblación y la injusticia social. Cuando eran jóvenes, querían ser ricos. Ahora que son ricos quieren volver a ser jóvenes. Eso no es tan fácil”.
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