Fabio Geda escribe en En el mar hay cocodrilos :
Bajaron de los jeeps veinte, quizá treinta talibanes armados. Bajaron y el mismo hombre de los días anteriores entró en clase y le dijo al maestro: Te dijimos que cerraras la escuela. Tú no has escuchado. Ahora seremos nosotros los que vamos a enseñar algo. El edificio escolar era amplio y nosotros éramos muchos, quizá más de doscientos. A construirlo, años atrás, cada padre le había dedicado varias jornadas de trabajo, cada uno según sus posibilidades, para levantar el tejado o cerrar las ventanas de modo que el viento no entrara y pudiéramos dar clase también en invierno, aunque en realidad contra el viento nunca se había conseguido gran cosa, siempre hacía jirones los toldos que usábamos. La escuela tenía varias clases, e incluso había un director. Los talibanes hicieron salir a todos, niños y adultos. Nos ordenaron ponernos en círculo, en el patio, los niños delante, porque éramos más bajos, y los adultos detrás. Después, en el centro del círculo, hicieron que se colocaran el maestro y el director. El director apretaba la tela de la chaqueta como para romperla, y lloraba y se volvía a derecha e izquierda en busca de algo que no encontraba. El maestro, por el contrario, estaba callado, como acostumbraba, los brazos a lo largo de los costados y los ojos abiertos, pero vueltos hacia sí mismo, él, que, recuerdo, tenía unos hermosos ojos que difundían el bien a su alrededor. Ba omidi didar, niños, dijo. Adiós. Les dispararon. Delante de todos. Desde aquel día la escuela estuvo cerrada, pero la vida, sin escuela, es como la ceniza.Esto me interesa mucho, Fabio. ¿Qué? El hecho de decir que afganos y talibanes son distintos. Quiero que la gente lo sepa. ¿Sabes de cuántas nacionalidades eran los que mataron a mi maestro? No. ¿De cuántas? Llegaron veinte en los jeeps, ¿no? Bueno, no serían de veinte nacionalidades distintas, pero casi. Algunos ni siquiera podían comunicarse entre ellos. Pakistán, Senegal, Marruecos, Egipto. Muchos piensan que los talibanes son afganos, Fabio, pero no es así. Hay también afganos, entre ellos, obvio, pero no sólo. Son ignorantes, ignorantes de todo el mundo los que impiden a los niños estudiar porque temen que puedan comprender que no hacen lo que hacen en nombre de Dios, sino por sus intereses.
Bajaron de los jeeps veinte, quizá treinta talibanes armados. Bajaron y el mismo hombre de los días anteriores entró en clase y le dijo al maestro: Te dijimos que cerraras la escuela. Tú no has escuchado. Ahora seremos nosotros los que vamos a enseñar algo. El edificio escolar era amplio y nosotros éramos muchos, quizá más de doscientos. A construirlo, años atrás, cada padre le había dedicado varias jornadas de trabajo, cada uno según sus posibilidades, para levantar el tejado o cerrar las ventanas de modo que el viento no entrara y pudiéramos dar clase también en invierno, aunque en realidad contra el viento nunca se había conseguido gran cosa, siempre hacía jirones los toldos que usábamos. La escuela tenía varias clases, e incluso había un director. Los talibanes hicieron salir a todos, niños y adultos. Nos ordenaron ponernos en círculo, en el patio, los niños delante, porque éramos más bajos, y los adultos detrás. Después, en el centro del círculo, hicieron que se colocaran el maestro y el director. El director apretaba la tela de la chaqueta como para romperla, y lloraba y se volvía a derecha e izquierda en busca de algo que no encontraba. El maestro, por el contrario, estaba callado, como acostumbraba, los brazos a lo largo de los costados y los ojos abiertos, pero vueltos hacia sí mismo, él, que, recuerdo, tenía unos hermosos ojos que difundían el bien a su alrededor. Ba omidi didar, niños, dijo. Adiós. Les dispararon. Delante de todos. Desde aquel día la escuela estuvo cerrada, pero la vida, sin escuela, es como la ceniza.Esto me interesa mucho, Fabio. ¿Qué? El hecho de decir que afganos y talibanes son distintos. Quiero que la gente lo sepa. ¿Sabes de cuántas nacionalidades eran los que mataron a mi maestro? No. ¿De cuántas? Llegaron veinte en los jeeps, ¿no? Bueno, no serían de veinte nacionalidades distintas, pero casi. Algunos ni siquiera podían comunicarse entre ellos. Pakistán, Senegal, Marruecos, Egipto. Muchos piensan que los talibanes son afganos, Fabio, pero no es así. Hay también afganos, entre ellos, obvio, pero no sólo. Son ignorantes, ignorantes de todo el mundo los que impiden a los niños estudiar porque temen que puedan comprender que no hacen lo que hacen en nombre de Dios, sino por sus intereses.
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