Decía Goethe que solo podemos dejar a nuestros hijos un legado duradero,raíces, alas.“Este regalo antropológicamente imprescindible solo puede ser concedido desde la familia, entendiendo por tal aquella cuya esencia está constituida por la unión amorosa de un hombre y una mujer con pretensión de permanencia en el tiempo. Esta esencia es lo que la hace reconocible como tal, sin ella se desnaturalizaría…..El sexo es constitutivo de la persona y para el cual la alteridad sexual es un fundamento antropológico esencial que nos configura como hombre y mujer, y no un mero sentimiento susceptible de ser modificado según mis deseos autorreferenciales o mis sentimientos volátiles e inmaduros, escribe María Calvo Charro, profesora de la Universidad Carlos III”.
“La diferencia sexual engendra la diferencia generacional. Somos seres genealógicos hechos de memoria e historia; padre y madre son el prólogo en el libro de nuestra vida, dice Calvo. Nos dan raíces que nos permiten comprender quiénes somos. La desestructuración de la familia deja al ser humano sumido en el caos, en el no-tiempo, y le vuelve desagradecido con las generaciones pasadas e insolidario con los aún no nacidos. Cualquier otra unión podrá ser muy lógica, pero en ningún caso será genealógica.”
Para la profesora Calvo “la institución familiar es la preservación de la propia libertad del ser humano, pues esta requiere un comienzo absolutamente indisponible. Algo que únicamente resulta posible cuando los hijos son el subproducto del amor sexuado de sus padres. O, en expresión de Hadjadj, cuando son concebidos “a la antigua”. En otros casos (la unión de dos hombres, dos mujeres, o la paternidad y maternidad de propósito en soledad) la vida resulta programada, el hijo no es acogido sino buscado, y la tecnología sustituye a la genealogía.”
Los que destruyen la familia “no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen” (Chesterton).
“La diferencia sexual engendra la diferencia generacional. Somos seres genealógicos hechos de memoria e historia; padre y madre son el prólogo en el libro de nuestra vida, dice Calvo. Nos dan raíces que nos permiten comprender quiénes somos. La desestructuración de la familia deja al ser humano sumido en el caos, en el no-tiempo, y le vuelve desagradecido con las generaciones pasadas e insolidario con los aún no nacidos. Cualquier otra unión podrá ser muy lógica, pero en ningún caso será genealógica.”
Para la profesora Calvo “la institución familiar es la preservación de la propia libertad del ser humano, pues esta requiere un comienzo absolutamente indisponible. Algo que únicamente resulta posible cuando los hijos son el subproducto del amor sexuado de sus padres. O, en expresión de Hadjadj, cuando son concebidos “a la antigua”. En otros casos (la unión de dos hombres, dos mujeres, o la paternidad y maternidad de propósito en soledad) la vida resulta programada, el hijo no es acogido sino buscado, y la tecnología sustituye a la genealogía.”
Los que destruyen la familia “no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen” (Chesterton).
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