La amenaza que más me preocupa con respecto a Europa no es Rusia, ni China, ni ningún otro actor externo. Lo que me preocupa es la amenaza desde dentro. El retroceso de Europa respecto de algunos de sus valores más fundamentales. Me llamó la atención que hace poco un ex comisario europeo se mostrara encantado de que el gobierno rumano acabase de anular unas elecciones. Advirtió que si las cosas no salen como estaba previsto, podría ocurrir lo mismo en Alemania.Debemos hacer más que hablar de valores democráticos. Debemos vivirlos. Muchos de ustedes en esta sala recuerdan que la Guerra Fría posicionó a los defensores de la democracia contra fuerzas mucho más tiránicas en este continente. Y consideren al bando que en esa lucha censuró a los disidentes, cerró iglesias y canceló elecciones. ¿Eran ellos los buenos? Ciertamente no….Perdieron porque no valoraron ni respetaron todas las bendiciones extraordinarias de la libertad, la libertad de sorprender, de cometer errores, de inventar, de construir. Resulta que no se puede imponer la innovación o la creatividad, así como no se puede obligar a la gente a pensar, sentir o creer.
Los comisarios de la Comisión Europea advirtieron a los ciudadanos que tienen la intención de cerrar las redes sociales en tiempos de disturbios civiles; en el momento en que detecten lo que han juzgado como "contenido de odio". O hacia Bélgica donde la policía ha llevado a cabo redadas contra ciudadanos sospechosos de publicar comentarios antifeministas en línea como parte de la "lucha contra la misoginia" en Internet. Miro hacia Suecia, donde el gobierno condenó a un activista cristiano por participar en la quema de ejemplares del Corán que resultó en el asesinato de su amigo. Y como señaló escalofriantemente el juez en su caso, las leyes suecas que supuestamente protegen la libertad de expresión en realidad no otorgan un “pase libre” para hacer o decir cualquier cosa sin correr el riesgo de ofender al grupo que sostiene esa creencia. Y quizás lo más preocupante es lo que ocurre con el Reino Unido, donde el retroceso en el respeto de los derechos de conciencia ha puesto en la mira, en particular, las libertades básicas de los británicos religiosos. Hace poco más de dos años, el gobierno británico acusó a Adam Smith Conner, un fisioterapeuta de 51 años y veterano del ejército, del atroz delito de permanecer a 50 metros de una clínica de abortos y rezar en silencio durante tres minutos, sin obstruir a nadie, sin interactuar con nadie, simplemente rezando en silencio por su cuenta.
Los comisarios de la Comisión Europea advirtieron a los ciudadanos que tienen la intención de cerrar las redes sociales en tiempos de disturbios civiles; en el momento en que detecten lo que han juzgado como "contenido de odio". O hacia Bélgica donde la policía ha llevado a cabo redadas contra ciudadanos sospechosos de publicar comentarios antifeministas en línea como parte de la "lucha contra la misoginia" en Internet. Miro hacia Suecia, donde el gobierno condenó a un activista cristiano por participar en la quema de ejemplares del Corán que resultó en el asesinato de su amigo. Y como señaló escalofriantemente el juez en su caso, las leyes suecas que supuestamente protegen la libertad de expresión en realidad no otorgan un “pase libre” para hacer o decir cualquier cosa sin correr el riesgo de ofender al grupo que sostiene esa creencia. Y quizás lo más preocupante es lo que ocurre con el Reino Unido, donde el retroceso en el respeto de los derechos de conciencia ha puesto en la mira, en particular, las libertades básicas de los británicos religiosos. Hace poco más de dos años, el gobierno británico acusó a Adam Smith Conner, un fisioterapeuta de 51 años y veterano del ejército, del atroz delito de permanecer a 50 metros de una clínica de abortos y rezar en silencio durante tres minutos, sin obstruir a nadie, sin interactuar con nadie, simplemente rezando en silencio por su cuenta.
El pasado mes de octubre, hace apenas unos meses, el gobierno escocés empezó a distribuir cartas a los ciudadanos cuyas casas se encontraban dentro de las llamadas zonas de acceso seguro, advirtiéndoles de que incluso la oración privada en sus propios hogares puede suponer una infracción de la ley. Naturalmente, el gobierno instó a los lectores a denunciar a cualquier conciudadano sospechoso de ser culpable de un delito de pensamiento en Gran Bretaña y en toda Europa. Me temo que la libertad de expresión está en retirada y, en beneficio de la comedia, amigos míos, pero también en beneficio de la verdad, admito que a veces las voces más fuertes a favor de la censura no han venido de Europa, sino de mi propio país, donde el gobierno anterior amenazó e intimidó a las empresas de redes sociales para que censuraran la llamada desinformación……Y realmente creo que permitir que nuestros ciudadanos digan lo que piensan los hará aún más fuertes. Lo que nos lleva de nuevo a Múnich, donde los organizadores de esta conferencia han prohibido a los legisladores que representan a partidos populistas tanto de izquierda como de derecha participar en estas conversaciones………Creo que ignorar a las personas, desestimar sus preocupaciones o cerrar los medios de comunicación, cerrar las elecciones o excluir a las personas del proceso político no protege nada. De hecho, es la forma más segura de destruir la democracia. Hablar y expresar opiniones no es interferencia electoral……La democracia se basa en el principio sagrado de que la voz del pueblo importa. No hay lugar para cortafuegos. O se defiende el principio o no se defiende. Los europeos, el pueblo, tienen voz……Acepten lo que les dice su pueblo, incluso cuando les sorprenda, incluso cuando no estén de acuerdo. Y si lo hacen, podrán enfrentar el futuro con certeza y confianza, sabiendo que la nación está detrás de cada uno de ustedes……Como dijo una vez el Papa Juan Pablo II, en mi opinión uno de los más extraordinarios defensores de la democracia en este continente y en cualquier otro, "no tengan miedo". No deberíamos tener miedo de nuestro pueblo, ni siquiera cuando expresa opiniones que no coinciden con las de sus líderes.
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