En la reunión de París sobre Inteligencia Artificial, todos los países participantes firmaron una declaración pidiendo que la inteligencia artificial sea segura y confiable. Los únicos dos países que se negaron a firmar fueron Estados Unidos y el Reino Unido. No deja de ser llamativo que las dos democracias más antiguas del mundo sean las únicas que se resisten a aceptar la censura como modelo de desarrollo para la inteligencia artificial.
J.D Vance, vicepresidente de los Estados Unidos, fue aún más allá y expresó la convicción del gobierno estadounidense de que “las compañías de inteligencia artificial no deben limitar el lenguaje ni censurar lo que se publica”, incluso cuando se trate de desinformación o propaganda. La respuesta debe provenir de los usuarios o de las partes afectadas. El modelo en sí, al igual que el Estado, debe ser neutral. El impacto de sus palabras fue inmediato, OpenAI ha anunciado que su nuevo código de conducta permitirá a sus modelos hablar sobre temas que hasta ahora eran considerados demasiado sensibles y que buscará la total neutralidad ideológica.
Ambos discursos revelan la profunda divergencia entre el concepto de libertad de expresión entre Estados Unidos y Europa. En EE.UU., la libertad de expresión está protegida de forma amplia por la Constitución, y la filosofía es que las ideas se combaten con otras ideas, no con prohibiciones. Solo así se entiende que se protejan hasta las marchas de partidos abiertamente Nazis, o de otras ideologías que están directamente prohibidas en muchos países de Europa. En Europa, en cambio, existe una concepción más paternalista, limitada y regulada, con élites que desconfían de la capacidad de sus ciudadanos para formarse su propia opinión y sienten la necesidad de solo exponer a sus ciudadanos a contenidos moderados y convenientemente censurados por ellos mismos.La diferencia es clara; Estados Unidos cree en la sabiduría colectiva de su pueblo, mientras que Europa sigue empeñada en "moderar" lo que la gente puede escuchar, no sea que se “confundan”.
Referencia: El debate, Ignacio Foncillas.
Referencia: El debate, Ignacio Foncillas.
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