Douglas Murray nos cuenta que “nuestra época se define ante todo por una cosa; un cambio de civilización que viene fraguándose desde hace años”, cambio que supone un intento de destruir todo lo que ha caracterizado a nuestra cultura occidental como si ésta no hubiese generado más que injusticias y males sin cuento y sin mezcla de bien alguno. “En pocas décadas, la tradición intelectual occidental ha pasado de ser elogiada a convertirse en algo vergonzoso, anacrónico e incluso ignominioso. Su relato ha dejado de ser inspirador y nutricio y ha adquirido tintes infamantes”. Esta guerra contra Occidente supone un ataque simplón e irracional a los mejores frutos de esta cultura que no se reconocen como tales,la ciencia,la libertad de mercado,el pensamiento más rico de la historia humana… “todos los aspectos de la tradición intelectual están bajo ataque. La tradición judeocristiana, que fue la piedra angular de la tradición occidental, se halla especialmente expuesta y denostada; pero también la tradición secular e ilustrada…”. Los jóvenes, indica Murray, son educados en el desprecio a la libertad de pensamiento y expresión y en el rechazo al humanismo, al método científico y a la religión tradicional de occidente.
Se está cancelando en todo Occidente a pensadores como Aristóteles, Kant, Hume o Locke por ser hombres blancos que hicieron en su día comentarios que hoy no serían políticamente correctos en materia de razas. Murray destaca cómo en el fondo de lo que se trata es de atacar sistemáticamente la cultura occidental y su confianza en la razón. El trasfondo sería descalificar la verdad y la capacidad del hombre de acceder a ella, para proclamar la primacía total de las emociones como fuente de certeza y el relativismo más absoluto.Murray resalta cómo esos ataques a los grandes intelectuales del pasado no se extiende a aquellos que se han caracterizado por intentar demoler la cultura occidental como es el caso de Marx o Foucault, a pesar de que uno y otro no están exentos de ideas y actuaciones racistas. Murray resalta la incapacidad de esos críticos de Occidente de ser agradecidos a todos los que, con los errores y prejuicios propios de otras épocas, han construido una sociedad libre y sometida al Derecho y han hecho prosperar las ciencias y las artes y han sabido abrirse a todos los pueblos y civilizaciones ofreciendo lo mejor de occidente y a la vez aprendiendo de los demás.
Se está cancelando en todo Occidente a pensadores como Aristóteles, Kant, Hume o Locke por ser hombres blancos que hicieron en su día comentarios que hoy no serían políticamente correctos en materia de razas. Murray destaca cómo en el fondo de lo que se trata es de atacar sistemáticamente la cultura occidental y su confianza en la razón. El trasfondo sería descalificar la verdad y la capacidad del hombre de acceder a ella, para proclamar la primacía total de las emociones como fuente de certeza y el relativismo más absoluto.Murray resalta cómo esos ataques a los grandes intelectuales del pasado no se extiende a aquellos que se han caracterizado por intentar demoler la cultura occidental como es el caso de Marx o Foucault, a pesar de que uno y otro no están exentos de ideas y actuaciones racistas. Murray resalta la incapacidad de esos críticos de Occidente de ser agradecidos a todos los que, con los errores y prejuicios propios de otras épocas, han construido una sociedad libre y sometida al Derecho y han hecho prosperar las ciencias y las artes y han sabido abrirse a todos los pueblos y civilizaciones ofreciendo lo mejor de occidente y a la vez aprendiendo de los demás.
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