miércoles, 8 de enero de 2025

Si la causa del diablo fuese la justa, sería al diablo a quien yo diera la razón

Tomás Moro (1478-1535) fue un gran defensor del pensamiento anti-tiránico y anti-absolutista. Se sintió muy influido por Henri de Bracton y John Fortescue. Del primero habría que destacar la obra De legibus et consuetudinibus Angliae (De las leyes y costumbres de Inglaterra), libro del que Moro aprendería el principio de que “todo hombre es inocente mientras no se pruebe lo contrario con evidencia legal” junto al de que “todo hombre merece un juicio imparcial”. Esta obra le marcó a Moro por haber contribuido a separar las leyes inglesas de los intereses políticos. Con palabras suyas: “Nunca llegué a sospechar que aquella lectura de juventud formaría de tal modo mi carácter que, de existir un pleito entre mi padre y el diablo, si la causa de este último fuese la justa, sería al diablo a quien yo diera la razón”. De Fortescue resaltará dos obras, De laudibus legum Angliae y De natura legis naturae. Este último libro le ayuda a Moro a aprender la diferencia entre dominium reales et politicum, entre monarquía absoluta y respublica, esto es, que la monarquía limitada, por esencia, es anti-tiránica y anti-absolutista. Como explica Poch: “También, con Fortescue, mantendrá que el Rey, el Príncipe, está sometido a Dios, pero también a las leyes. Era precisamente lo opuesto al absolutismo, al princeps de legibus solutus, que iba sin embargo a triunfar e imponerse, por ser su hora histórica. En este sentido, Moro rema contra corriente. Era su destino. No verá resultados positivos. Al contrario, sus convicciones antes de nada religiosas, pero también morales, jurídicas y políticas, provocarán su muerte. Sin embargo, con Locke, y una vez el proceso constitucional inglés en marcha, estas convicciones desembocarán en resultados positivos históricos; si bien sea para Moro el reinar después de morir” . 
Parece ser que al menos en dos ocasiones intervino Moro en el Parlamento inglés, tratando de defender con su propio ejemplo la libertad de expresión. Con ello marcaría uno de los más importantes pasos del proceso constitucional inglés. También digno de destacar es su talante pacifista y su negativa al recurso de las armas, de los que dio buena cuenta al realizar diversas misiones diplomáticas. Para Moro la misión diplomática se traduce en “la realización de la mejor defensa posible de los intereses representados, pero en y a través de la negociación política, y apartando la intervención de las armas. Negociar, sí, pero dentro del marco de la paz, y en procura de la paz; de esa paz que él, buen agustiniano, debía definir como tranquilitas ordinis” .

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