sábado, 11 de enero de 2025

La integración de inmigrantes pertenecientes a determinadas culturas resulta más trabajosa de lo que a veces se piensa

La integración en los países receptores de muchos inmigrantes pertenecientes a determinadas culturas resulta más trabajosa de lo que a veces se piensa. Además, en numerosas ciudades europeas y norteamericanas, inmigración no equivale a integración y prosperidad, sino a marginación y miseria. Los recién llegados, muchos de los que llevan ya décadas en el país de acogida e incluso buena parte de los que han nacido en él permanecen apartados de las ventajas que las democracias occidentales garantizan a sus ciudadanos, siguen abrazados a sus valores y tradiciones y, en ocasiones, incluso reaccionan con notable violencia contra la sociedad que parece rechazarlos.

Pero más elocuente es lo que sucede en los propios países de origen de los inmigrantes. Algunas naciones, entre ellas la populosa China, en la que habita uno de cada cinco seres humanos, impugnan sin dudar la sedicente universalidad de los valores occidentales, sin excluir siquiera de su rechazo la democracia y los derechos humanos, y tratan de igualar tan sólo su desarrollo económico y su progreso técnico.

Referencia:Breve historia del mundo de Luis E. Íñigo Fernández

No hay comentarios:

Publicar un comentario