Texto del papa Francisco:
¿Puede la corrupción volverse normal,me pregunto? Desgraciadamente sí. Se puede respirar el aire de la corrupción como se respira el oxígeno. “Pero eso es normal; si quieres que haga esto de prisa, ¿cuánto me das?”. Es normal, pero es malo, ¡no es bueno! ¿Qué le allana el camino? Una cosa, la despreocupación que apunta sólo al cuidado de uno mismo, ese es el paso que abre la puerta a la corrupción que hunde la vida de todos. La corrupción se beneficia mucho de esa mala indolencia. Cuando una persona está bien con todo y no se preocupa por los demás; esta ligereza ablanda nuestras defensas, nubla nuestra conciencia y nos convierte,incluso involuntariamente, en cómplices. Porque la corrupción no siempre va sola, una persona siempre tiene cómplices. Y la corrupción siempre se propaga, se extiende.
La vejez está en condiciones de captar el engaño de esta normalización de una vida obsesionada por el goce y vacía de interioridad. Vida sin pensamiento, sin sacrificio, sin interioridad, sin belleza, sin verdad, sin justicia, sin amor, todo eso es corrupción. La especial sensibilidad de los viejos, de la vejez por las atenciones, pensamientos y afectos que nos hacen humanos, debe volver a ser vocación para muchos. Y será una elección de amor de los mayores hacia las nuevas generaciones. Seremos nosotros los que demos la alarma, la alerta. “Cuidado, esto es corrupción, no te lleva a nada”. La sabiduría de los viejos se muy necesario hoy para ir contra la corrupción. La bendición de Dios elige la vejez, por este carisma tan humano y humanizador. ¿Qué sentido tiene mi vejez? Cada uno de nosotros, los viejos, podemos preguntarnos. El sentido es este, ser un profeta de la corrupción y decir a los demás,“¡Detente, yo fui por ese camino y no te lleva a ninguna parte! Ahora te cuento mi experiencia”. Los ancianos debemos ser profetas contra la corrupción, como Noé fue el profeta contra la corrupción de su tiempo, porque era el único en quien Dios confiaba. Os pregunto a todos ¿está abierto mi corazón para ser un profeta contra la corrupción de hoy? Hay algo malo, cuando los ancianos no han madurado y envejecen con los mismos hábitos corruptos de los jóvenes. Pensemos en el relato bíblico de los jueces de Susana, son el ejemplo de una vejez corrupta.
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