Para Daniel Innerarity, una de las grandes debilidades de la cultura moderna consiste en haber sacrificado la estética a la moral y haber puesto casi exclusivamente el acento en la oposición entre el bien y el mal, sin tener suficientemente en cuenta la oposición no menos esencial entre lo bello y lo feo. Desde una concepción más estética y menos sublime o seria de la moral, habría que definir el bien no tanto por una acción que deba emprenderse, cuanto como una acción que se puede admirar.
Tendrían que volver a tener sentido aquellos versos de Schiller:
“lo que recibimos aquí como belleza
se nos presentará algún día como verdad.”
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