Caminando hacia la Basílica de San Pedro desde el lateral derecho de la Columnata de Bernini, unos adoquines diferentes al resto llaman la atención. Se trata de una placa color blanco con el escudo papal y con la fecha 13 de mayo de 1981 en números romanos, que indica el día y lugar exacto en el que el Papa Juan Pablo II fue alcanzado por cuatro balas. El Papa Juan Pablo II llegaba hace 41 años a una abarrotada plaza de San Pedro en lo que parecía una mañana corriente en el Vaticano, cuando de pronto recibió el impacto de cuatro balas; dos de ellas alcanzaron su estómago, otra el brazo derecho y la última llegó hasta su mano izquierda.
La persona que atentó contra la vida del Papa, Mehmet Ali Ağca, fue atrapado por Camillo Cibin, el jefe de seguridad del Cuerpo de Gendarmería de la Ciudad del Vaticano y en sus declaraciones, Ağca contó que al llegar a Roma se encontró con tres cómplices, un compatriota turco y dos búlgaros. Aseguró que la operación estaba liderada por Zilo Vassilev, un militar búlgaro que residía en Italia. Según Vassilev, la misión le había sido encargada por el mafioso turco Bekir Çelenk en Bulgaria. El Papa Benedicto XVI recordó el atentado y dijo que “Juan Pablo II sintió que había sido salvado milagrosamente de la muerte por la intervención de una mano materna, como él mismo dijo, y todo su pontificado estuvo marcado por lo que la Virgen había anunciado en Fátima: Al final mi Corazón Inmaculado vencerá”.Además, a este ataque se le ha atribuido el Tercer secreto de Fátima, donde la Virgen reveló a los pastores Lucía, Jacinta y Francisco que “el Santo Padre, postrado de rodillas a los pies de la Cruz, fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas”.
San Juan Pablo II expresó públicamente su perdón al turco en varias oportunidades, y ambos se reunieron en Diciembre de 1983 en la cárcel de Rebibbia en Roma, donde Agca preguntó al Santo Padre cómo era posible que sus disparos no hayan acabado con su vida. En 2013 Agca publicó el libro “Me prometieron el paraíso. Mi vida y la verdad sobre el atentado al Papa”, donde culpó al ayatola Jomeini de Irán de haber ordenado el ataque. Esta afirmación fue desmentida por el P. Federico Lombardi, en ese momento vocero vaticano, al advertir que el turco reinventó la conversación que tuvo con San Juan Pablo II.
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