Hoy vemos como se presenta una opinión falseada mediante la manipulación de las fuentes (hechos, datos…) como si fuera un hecho. Este comportamiento se da en muchos ámbitos: clases, juicios, arbitrajes, dictámenes de “expertos”, congresos y artículos “científicos”, artículos periodísticos, declaraciones de políticos… Proviene de no diferenciar entre hechos (realidad), opiniones y ficción (no realidad). Las opiniones se dividen entre respetables o sensatas (menos de un 10%) y no respetables. El opinador es siempre respetable porque es una persona.“Nos hemos cuidado de manipular nuestras fuentes (siempre “privilegiadas”…) para adaptarlas injustamente a nuestras hipótesis…hemos dicho ya que la Ciencia Política no puede ser neutral. La neutralidad, al menos en las Ciencias Sociales, es incompatible con la objetividad, la cientificidad y el conocimiento” dice en su tesis doctoral Pablo Iglesias.
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