Pablo Neruda |
Tengo a la poesía de Neruda por la más rica y liberadora que se ha escrito en castellano en este siglo, una poesía tan vasta como es la pintura de Picasso, un firmamento en el que hay misterio, maravilla, simplicidad y complejidad extremas, realismo y surrealismo, lírica y épica, intuición y razón y una sabiduría artesanal tan grande como capacidad de invención, escribe Vargas Llosa. ¿Cómo pudo ser, la misma persona que revolucionó de este modo la poesía de la lengua, el disciplinado militante que escribió poemas en loor de Stalin y a quien todos los crímenes del estalinismo, las purgas, los campos, los juicios fraguados, las matanzas, la esclerosis del marxismo, no produjeron la menor turbación ética, ninguno de los conflictos y dilemas en que sumieron a tantos artistas?, se pregunta Vargas Llosa. Toda la dimensión política de la obra de Neruda se resiente del mismo esquematismo conformista de su militancia. No hubo en él duplicidad moral, su visión del mundo, cuando escribía de política, era maniquea y dogmática.
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