* “Habrá que reivindicar el valor de lo inútil. De la belleza que no sirve para nada. De la sonrisa que tampoco sirve. Del amor que no sirve para nada… práctico y, por tanto, es lo único que sirve para algo verdadero. Sin olvidar que cuando los creyentes servimos a Dios en realidad no le servimos para nada, ya que Dios nada necesita. Y lo mismo habrá que decir, a la inversa, cuando alguien nos pregunte: Y creer en Dios, ¿para qué os sirve? Pues… para nada. Creer en Dios nos llena, nos hace felices, es maravillosamente inútil, aunque no nos cure nuestras enfermedades, aunque nos siga dejando en la noche oscura. No le sirvo a Él para que Él me sirva. Le quiero porque le quiero, lo mismo que Él me quiere porque me quiere. Eso es todo. Y no me dirán ustedes que preferirían que Dios se pareciera a los tornillos (que sirven para tanto) y no a las flores (que, felizmente, no sirven para nada).”
*José Luis Martín Descalzo
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