Casi ninguno de los “tigres asiáticos” que se industrializaron a través de las exportaciones de productos, lo hicieron con ayuda de instituciones democráticas. Corea del Sur realizó su revolución industrial bajo la batuta de los generales Park Chung-hee (1960-1979) y Chun Doo-hwan (1980-1987), mientras que Lee Kuan Yew en Singapur y Suharto en Indonesia fueron esencialmente absolutistas (el primero de ellos ilustrado), y Taiwan y Japón estuvieron gobernados por partidos monopolistas. Hong Kong, por su parte, siguió siendo colonia británica hasta 1997. Sin embargo en todos estos casos, al éxito económico le siguió con cierto retraso la democratización. Asia oriental abandonó la órbita soviética porque se hizo partícipe de la sociedad de consumo estadounidense. La historia fue muy distinta en aquellos países como Cuba, Vietnam, Angola y Etiopía, donde la intervención o la ayuda soviética fueron más efectivas.
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